Avaricia de aguacateros convierte bosques michoacanos en huertas
Por Danilo Díaz
Foto: Iván Villanueva/Contraluz
Morelia, Mich., a 10 de octubre de 2023.- En las últimas décadas, el cultivo exacerbado de aguacate en Michoacán ha generado una alta tasa de conversión de los bosques templados a huertos de aguacate, convirtiendo el paisaje en buena parte del territorio michoacano en amplias huertas.
De acuerdo a un estudio realizado por investigadores de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Yurixhi Maldonado-López y Alberto Gómez-Tagle Chávez, el cual fue publicado en Saber Más, Revista de Divulgación de la UMSNH, “resulta urgente detener la pérdida de bosques” en nuestra entidad.
Las zonas más afectadas y las más evidentes se ubican en los municipios de Uruapan, Nuevo Parangaricutiro, Peribán, Los Reyes, Tancítaro, Salvador Escalante, Ario de Rosales, Tacámbaro, y, se vienen incorporando los municipios de Villa Madero, Pátzcuaro y la capital Morelia, donde es notoria la conversión de los bosques.
El presente estudio señala que si bien es cierto México es líder en la producción de aguacate a nivel mundial, con alrededor de un millón 200 mil toneladas al año, lo que representa el 37 % de la producción mundial. El derrame económico por el cultivo de aguacate en México es innegable, con más de 2 500 millones de dólares anuales. Sin embargo, este cultivo exacerbado dentro de la franja aguacatera de México, particularmente en Michoacán, esta generando problemas e impactos ambientales.
La investigación apunta que una de las implicaciones es que los bosques templados son fundamentales en la conservación de la biodiversidad, debido a que prestan servicios ecosistémicos y ayudan en la mitigación y en la adaptación al cambio climático. Sin embargo, servicios como la captación hídrica, la recarga edáfica y de acuíferos, son alterados con el cambio de uso de suelo.
Además, las plantas de aguacate durante la floración y formación del fruto, incrementan el consumo de agua. Si sufren de estrés hídrico en estas etapas, se afecta la cantidad de flores fecundadas, aumenta la cantidad de frutos abortados y disminuye el tamaño de los frutos que llegan a término.
Por lo tanto, los productores de aguacate aplican el riego como una estrategia para incrementar el volumen de producción. Por ejemplo, del total de 26 658 186 m3 de agua extraída anualmente de los pozos de la meseta registrados por la Comisión Nacional del Agua, el 69.7 % se emplea en agricultura, principalmente en huertos de aguacate.
Aunado a este problema, el agua utilizada en los huertos se extrae de fuentes superficiales, como los manantiales, ojos de agua, arroyos de montaña y ríos, además de fuentes subterráneas como pozos, dejando en ocasiones solo pequeñas cantidades de agua en los cursos naturales, lo que afecta directamente a la vegetación y la fauna silvestre.
Señalan que el cultivo de aguacate también puede degradar la calidad del suelo, al extraer constantemente los nutrientes, volviéndose con el tiempo menos fértil, hasta que ya no es suelo útil para cultivar. Además, la actividad de las bacterias benéficas, encargadas de regular los ciclos de nutrientes y de mantener la fertilidad natural del suelo, son afectadas por el cambio de uso de suelo y por la aplicación de agroquímicos. Al perder la fertilidad natural, los cultivos se hacen más propensos a enfermedades o plagas, requiriendo más pesticidas y fertilizantes, volviéndose un ciclo de retroalimentación negativo.
Otra práctica común en el sistema de cultivo de aguacate en Michoacán, es la extracción de suelo forestal para ser destinado a la producción de plantas en vivero, convirtiéndose en una extracción minera en la que se remueven las capas fértiles del suelo con maquinaria pesada para transportarla a los viveros. Este tipo de aprovechamiento deja paisajes estériles, con suelos sin nutrientes, ocasionado daños irreversibles al ecosistema.
Por otro lado, indican que la fragmentación del bosque por cambio de uso de suelo también pone en riesgo a muchas especies de flora y fauna. No todas las especies son igual de vulnerables a la transformación del hábitat provocadas por el hombre. En el caso de los animales, estos adaptan su morfología, fisiología y metabolismo de acuerdo al ambiente cambiante. Por ejemplo, en bosques transformados donde los frutos de mayor calidad nutricional son escasos, las especies de murciélagos adaptan su tamaño, siendo más grandes, lo que les confiere una mayor probabilidad de sobrevivir.
En suma, los aguacates se han convertido en un superalimento de fama mundial, ganándose el nombre de «oro verde». Solamente en la Unión Americana, el consumo de aguacate alcanzó un estimado de 100 000 toneladas durante la edición de 2017 del Super Bowl. Tanta ha sido la demanda, que se ha proyectado un aumento del cultivo de aguacate en México del 67.2 % para el año 2030. Sin embargo, el cambio climático aumentará las sequías e inundaciones, lo que podría provocar el colapso de varios cultivos, incluyendo el del aguacate.
Los investigadores nicolaitas sostienen que el enfoque de conservación debe estar orientado a un manejo sustentable del aguacate que equilibre el cambio de uso de suelo y la conservación de la biodiversidad, para evitar la conversión masiva de bosques a cultivos de aguacate, particularmente en los estados de Michoacán y Jalisco, donde resulta urgente detener la pérdida de bosques.
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